¿Cuántas veces hemos cocinado pollo sin éxito? A menudo nos queda muy seco o sin demasiado gusto.
Bueno, es hora de encontrarle la vuelta y realizar algunos pasos para conseguir pechugas de pollo jugosas sin necesidad de hacer mucho esfuerzo. ¡Veamos cómo hacerlo con los siguientes consejos!
¿Cómo cocinar pechugas de pollo jugosas?
Cocinarlas sin piel y al horno
Será indicado precalentar el horno y cocinar durante unos 20 o 25 minutos a fuego medio-alto –dependiendo del tamaño del pollo. Lo ideal será darle sazón o añadirle condimento, así lograremos unas pechugas más deliciosas.
Machacar el pollo
Esto será la clave para que el pollo salga jugoso, ya que tendrá que tener un grosor de 1 pulgada aproximadamente. Si el grosor es demasiado, es probable que el pollo salga muy reseco. Para machacarlo utiliza una maza, un ablandador de carne o rodillo especial.
Remojar las pechugas
Es ideal que el pollo se mantenga jugoso, así que para ello se indica remojar en salmuera durante 30 minutos o 1 hora. La cantidad de sal variará según los gustos, aunque se recomienda utilizar de dos a tres cucharadas de sal por cada seis tazas de agua.
Utilizar aceite vegetal o mayonesa
El aceite vegetal será mejor que el aceite de oliva, puesto que este último tiene puntos de humo más bajos –por lo que no soportará tanto el calor. Otra opción es utilizar mayonesa, de manera de conseguir un buen dorado y evitar que las pechugas se peguen a la sartén, fuente o parrilla.
Dar importancia al aderezo
Algunos cocineros optan por condimentar el interior de las pechugas, y así maximizar los sabores y texturas. Una buena forma de hacerlo es utilizando distintas especias como cúrcuma, pimiento rojo, cilantro, comino o jengibre. Para la salsa podemos probar usando mostaza, jugo de limón, yogurt o hasta salsa de tomate.
Consejos para evitar que las pechugas queden secas
Exprimir un limón.
Utilizar mantequilla bajo la piel de las pechugas.
Precalentar el horno a 180 grados y mantener el horno a fuego medio-alto.
Utilizar las técnicas de doble cocción: asándolo a 90 grados por 1 hora, 1 hora y media. Luego dejando reposar unos 40 minutos, para volver a cocinarlo a fuego alto por 10 minutos.
En conclusión, para conseguir unas pechugas bien jugosas en pocos pasos, solo tendremos que prestar atención al grosor del pollo, a la temperatura del horno, a la salmuera y a la salsa. Podemos inclinarnos por una gran variedad de condimentos como romero, orégano, albahaca, cilantro; y mezclar todas esas hierbas con aceite, limón o algún medio graso.